lunes, 9 de septiembre de 2013

Práctica de reflexión sobre la labor docente.



Trabajaba en un  campo de San Francisco De Macorís, llamado Herrera de Cuaba; ahí permanecí por varios años, los cuales estuvieron llenos de satisfacciones por el placer de cumplir con mi rol de docente. Solicité traslado del campo para la ciudad por cuestiones de cercanía y comodidad. Cuando llego al nuevo centro escolar me encuentro con muchas situaciones difíciles para alguien que le gusta hacer las cosas bien. El personal docente denotaban poca preocupación por la baja motivación que recibían los alumnos y alumnas para llevar el proceso educativo, lo que provocaba la deserción escolar, mostrada en la matricula de cada año escolar. Al parecer a nadie le importaba el futuro del centro educativo y de los mismos estudiantes.
En el primer año traté de contagiar a mis compañeros de mis aspiraciones de hacer de aquella escuela un lugar agradable para los alumnos, los cuales desearan terminar sus estudios en nuestro centro educativo, con la ayuda e ideas de todos se pudo lograr cambiar la visión negativa del centro y todos aunados buscar soluciones inmediatas a problemas simples de nuestra comunidad educativa.   
Aspectos de mi vida que influyen en mi práctica docente.
El maestro para realizar su labor, debe aprender a convivir con sus problemas y dificultades  como todo ser humano, que no es perfecto, pero que sí   desea hacer una labor excelente para mejorar la sociedad actual, la cual, está siendo invadida por múltiples males, como las drogas, los crímenes, los robos, y la delincuencia en general que nos están invadiendo nuestro espacio.

La  situación personal, institucional, social, interpersonal y didáctica,   del maestro se conjugan al momento de desarrollar una labor que vaya encaminada a la formación de seres humanos íntegros, llenos de los valores necesarios para alcanzar la tan esperada y anhelada calidad educativa.
Las características de mi institución que influyen en mi práctica docente, son varias entre las cuales puedo citar la falta de televisor, radio, computadoras, proyector, en general estamos escasos de la tecnología de punta, nos encontramos lejos de tenerlos, por el mal manejo de la gestión vigente en el centro educativo. Por otro lado la falta de motivación de los docentes para cumplir con sus deberes dentro de la institución, la impuntualidad, la dejadez, la indiferencia ante las situaciones que se presentan en el quehacer diario de la labor docente. Algunas veces planificamos actividades que no se pueden realizar por el poco control con el personal del centro educativo, los cuales permiten que las actividades no se realicen.
El clima escolar influye directamente en el desarrollo de mi docencia, ya que el entorno de la institución es valioso al momento de tratar de establecer el proceso de aprendizaje. El contexto ocupa un lugar privilegiado para poder encaminar el proceso educativo.
La sociedad en la actualidad está demandando de un docente preparado en su área, innovador, propiciador de conocimientos significativos, creativo, vanguardista, que se capacite constantemente, que sea comunicativo, humanista, constructor de conocimientos junto con los alumnos, abierto, reflexivo, un ser humano capaz de entregarse a los demás, sin esperar un pago extraordinario.  Esto implica que yo como docente debo darme más, querer a mis alumnos como a mis propias hijas y mantenerme actualizada en el campo del conocimiento.
Los dos valores que considero le estoy infundiendo a mis discentes son el amor hacia los demás y hacia él mismo, como base fundamental de la sociedad y la convivencia fraterna entre todos, para que viva la armonía, respeto y colaboración.
El cuidado y respeto hacia los demás como base que sostiene a la sociedad, compartimos en centro como verdaderos hermanos, que buscamos un fin común.

Trato de ser como Jesús que nos enseñó con su ejemplo, por  medio de la práctica se aprende más imitando los modelos o patrones de conductas correctas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario