Práctica
de reflexión sobre la labor docente.
Trabajaba en un campo de San Francisco De Macorís, llamado
Herrera de Cuaba; ahí permanecí por varios años, los cuales estuvieron llenos
de satisfacciones por el placer de cumplir con mi rol de docente. Solicité
traslado del campo para la ciudad por cuestiones de cercanía y comodidad.
Cuando llego al nuevo centro escolar me encuentro con muchas situaciones
difíciles para alguien que le gusta hacer las cosas bien. El personal docente
denotaban poca preocupación por la baja motivación que recibían los alumnos y
alumnas para llevar el proceso educativo, lo que provocaba la deserción
escolar, mostrada en la matricula de cada año escolar. Al parecer a nadie le
importaba el futuro del centro educativo y de los mismos estudiantes.
En el primer año traté de
contagiar a mis compañeros de mis aspiraciones de hacer de aquella escuela un
lugar agradable para los alumnos, los cuales desearan terminar sus estudios en
nuestro centro educativo, con la ayuda e ideas de todos se pudo lograr cambiar
la visión negativa del centro y todos aunados buscar soluciones inmediatas a
problemas simples de nuestra comunidad educativa.
Aspectos de mi vida que
influyen en mi práctica docente.
El maestro para realizar su
labor, debe aprender a convivir con sus problemas y dificultades como todo ser humano, que no es perfecto,
pero que sí desea hacer una labor
excelente para mejorar la sociedad actual, la cual, está siendo invadida por
múltiples males, como las drogas, los crímenes, los robos, y la delincuencia en
general que nos están invadiendo nuestro espacio.
La situación personal, institucional, social,
interpersonal y didáctica, del maestro
se conjugan al momento de desarrollar una labor que vaya encaminada a la
formación de seres humanos íntegros, llenos de los valores necesarios para
alcanzar la tan esperada y anhelada calidad educativa.
Las características de mi
institución que influyen en mi práctica docente, son varias entre las cuales
puedo citar la falta de televisor, radio, computadoras, proyector, en general
estamos escasos de la tecnología de punta, nos encontramos lejos de tenerlos,
por el mal manejo de la gestión vigente en el centro educativo. Por otro lado
la falta de motivación de los docentes para cumplir con sus deberes dentro de
la institución, la impuntualidad, la dejadez, la indiferencia ante las
situaciones que se presentan en el quehacer diario de la labor docente. Algunas
veces planificamos actividades que no se pueden realizar por el poco control
con el personal del centro educativo, los cuales permiten que las actividades
no se realicen.
El clima escolar influye directamente
en el desarrollo de mi docencia, ya que el entorno de la institución es valioso
al momento de tratar de establecer el proceso de aprendizaje. El contexto ocupa
un lugar privilegiado para poder encaminar el proceso educativo.
La sociedad en la actualidad
está demandando de un docente preparado en su área, innovador, propiciador de
conocimientos significativos, creativo, vanguardista, que se capacite
constantemente, que sea comunicativo, humanista, constructor de conocimientos
junto con los alumnos, abierto, reflexivo, un ser humano capaz de entregarse a
los demás, sin esperar un pago extraordinario.
Esto implica que yo como docente debo darme más, querer a mis alumnos
como a mis propias hijas y mantenerme actualizada en el campo del conocimiento.
Los dos valores que
considero le estoy infundiendo a mis discentes son el amor hacia los demás y
hacia él mismo, como base fundamental de la sociedad y la convivencia fraterna
entre todos, para que viva la armonía, respeto y colaboración.
El cuidado y respeto hacia
los demás como base que sostiene a la sociedad, compartimos en centro como
verdaderos hermanos, que buscamos un fin común.
Trato de ser como Jesús que
nos enseñó con su ejemplo, por medio de
la práctica se aprende más imitando los modelos o patrones de conductas
correctas.
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